¿Qué síntomas produce?


Los síntomas fundamentales son dolor generali­zado, cansancio y sueño de mala calidad.

El síntoma más importante es el dolor que suele empezar en una o pocas regiones corporales y, con el tiempo, se va extendiendo hasta afectar a todo o casi todo el cuerpo. Otras veces el dolor comienza de forma generalizada. El paciente explica con frecuencia que el dolor es insoportable y utiliza para des­cribirlo, tanto descriptores sensoriales (tirantez, quemazón, pinchazos, finas agujas, ...) como afectivos (deprimente, agotador). Los factores más frecuentes que empeoran el dolor son las posiciones mantenidas, las cargas físicas, la activación emocional y los cambios climáticos.

La fatiga es un síntoma muy común que general­mente empeora progresivamente con las activida­des de la vida diaria. Muchos pacientes se en­cuentran con frecuencia “agotados”, en ocasiones sin una causa aparente que lo justifique.

El sueño suele ser de mala calidad, no reparador, es decir que el paciente se levanta más cansado y dolorido que cuando se acostó la noche anterior. Con frecuencia los pacientes pueden padecer otros síntomas como rigidez genera­lizada, sobre todo al levantarse por las mañanas, sensación de hinchazón de manos y pies, hormigueos o acorchamiento de extremidades, dolor de cabeza, mareos, pérdida de memoria, disminución de la capacidad de concentración, ansiedad, depresión, jaquecas, dolores menstruales, sequedad en la boca y trastornos del ritmo intestinal.